La vergüenza corporal se produce cuando se percibe el propio cuerpo como la causa de la experiencia vivida, ya sea por los mensajes de los demás o por la percepción de que el cuerpo ha fallado de alguna manera. Para algunos sobrevivientes, esta vergüenza puede manifestarse como sentimientos de traición hacia su cuerpo por la forma en que respondió al abuso, por la forma en que su cuerpo atrajo la atención del abusador, o por la respuesta de su cuerpo al trauma (si, por ejemplo, entró en modo de paralización, en lugar de luchar o huir). Aunque estas respuestas son muy normales ante el trauma del abuso sexual, los sobrevivientes pueden sentirse avergonzados por lo que su cuerpo hizo o no hizo durante el abuso y hacia la sensación de impotencia que resultó.

Cuando las experiencias tempranas de un sobreviviente con su cuerpo están ligadas al trauma del abuso sexual, puede ser más difícil para ese sobreviviente tener sentimientos de satisfacción o complacencia con su cuerpo. Nuevamente, si bien es común en nuestra sociedad sentirnos insatisfechos con nuestro cuerpo o fijarnos en los aspectos de nuestro cuerpo que creemos que deben mejorarse, para los sobrevivientes, esta falta de satisfacción con el cuerpo puede llegar a un nivel mucho más profundo. Y puede afectar no sólo a la forma en que los sobrevivientes ven sus cuerpos, sino a la forma en que ven su valor y capacidad generales.

Para algunos sobrevivientes, los recuerdos más formativos de su propio cuerpo están arraigados en el trauma. Y en algunos casos, el propio cuerpo puede sentirse como un recordatorio de ese trauma. Como forma de protegerse de este trauma, los sobrevivientes pueden comenzar a distanciarse de la experiencia de su cuerpo, incluyendo las sensaciones que pueden estar experimentando, las funciones que tiene el cuerpo o las necesidades físicas que tienen. Esta respuesta de supervivencia se conoce como desconexión corporal y puede haberse desarrollado por primera vez cuando comenzó el abuso. Sin embargo, los sobrevivientes pueden seguir experimentando esta desconexión con su cuerpo mucho después de que el abuso haya cesado para evitar ciertos recuerdos o detonantes. Y como la comunicación entre la mente y el cuerpo es tan importante, esta desconexión puede interrumpir la sanación del sobreviviente. También puede conducir a problemas de salud adicionales en los casos en que un sobreviviente está tan desconectado que no nota el dolor u otros problemas que su cuerpo está experimentando.

El trauma del abuso sexual puede impactar no sólo en cómo un sobreviviente ve su propio cuerpo sino también en lo que experimenta físicamente. A veces, cuando el trauma vive en el cuerpo, puede contribuir a otras dolencias, como dolor crónico, enfermedades, lesiones o problemas de salud crónicos. La ansiedad, el miedo y/o la hipervigilancia continuos que puede experimentar un sobreviviente pueden manifestarse como síntomas físicos, como náuseas, respiración superficial, tensión muscular u opresión en el pecho. En algunos casos, los sobrevivientes pueden tener dificultades con ciertas actividades físicas, ya que estas actividades requieren que se involucre el cuerpo que el sobreviviente puede tratar de evitar, especialmente si se siente desconectado del cuerpo. Evitar estas actividades físicas puede a veces agravar los problemas de salud u otros problemas físicos.

El abuso sexual infantil a veces puede provocar una incomodidad y confusión aumentada sobre la noción de ser "sexualmente atractivos." Para algunos sobrevivientes, la atracción sexual percibida puede ser acompañada por emociones mezcladas, muchas de las cuales pueden estar conectadas con el trauma de su abuso. Los sentimientos de miedo, curiosidad, vergüenza, presión o necesidad de control pueden surgir para un sobreviviente cuando se enfrenta a mensajes no deseados sobre la sexualidad y la atracción. Por ejemplo, recibir un cumplido sobre su atracción física puede provocar sentimientos de repulsión, nerviosismo e inseguridad para algunas personas. Por otro lado, otros sobrevivientes pueden buscar esos cumplidos para satisfacer una necesidad emocional.