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Vigilar consiste en mostrar y enseñarle a tu hijo a interactuar con las personas y los entornos de forma que no afecte su seguridad. En lugar de seguir todos sus movimientos o intentar atraparlo haciendo algo mal, aquí tienes algunas formas de vigilar a tu hijo para ayudar a reducir el riesgo de abuso sexual.
Te recomendamos que Vigiles:
CON QUIÉN PASA EL TIEMPO TU HIJO
FACTORES DE RIESGO
¿Cuán bien conozco a las personas que pasan tiempo con mi hijo?
01
Conoce los contactos de tu hijo
- Mantente al tanto de con quién se relaciona tu hijo, tanto en línea como fuera de ella.
- Cuando tu hijo pase tiempo fuera de casa, haz preguntas para saber quién más va a estar presente.
- Investiga los antecedentes de entrenadores, instructores, líderes de grupo y otros mentores que trabajen con tu hijo.
- Actualiza este inventario cuando tu hijo se involucre en nuevos grupos, actividades e intereses.
02
Comunica los límites
- Comunica claramente tus expectativas sobre los límites del contacto con tu hijo. Esto puede incluir:
- Incluirte/copiarte en todos los mensajes de texto, correos electrónicos u otras comunicaciones.
- Evitar el tiempo a solas con tu hijo.
- Inicia una conversación con cualquiera que traspase un límite con tu hijo o muestre un comportamiento que te preocupe.
- Invita a las personas de la vida de tu hijo a desempeñar un papel activo para mantenerlo a salvo del abuso sexual infantil.
03
Habla con tu hijo
- Haz preguntas abiertas sobre el día de tu hijo, incluyendo con quién ha pasado el tiempo, cómo lo ha pasado y cómo se siente respecto a esa persona.
- Anima a tu hijo a que te cuente cualquier cosa que pueda haberle hecho sentirse raro, preocupado o incómodo, y asegúrale que no tendrá problemas por lo que te cuente.
- Déjale claro a tu hijo que nadie debe pedirle que te oculte secretos, sobre todo secretos que impliquen culpa o miedo.
- Recuérdale a menudo que le querrás y le apoyarás pase lo que pase.
04
Supervisa
- Comunícate con las personas que supervisarán las actividades en las que participará tu hijo.
- Revisa periódicamente la actividad en Internet y las comunicaciones digitales de tu hijo.
- Minimiza el tiempo individual innecesario de tu hijo con otras personas.
- Ayuda a tu hijo a entender por qué es importante que sepas dónde va a estar, quién va a estar allí, cuándo volverá a casa y otra información que puedas necesitar.
¿Cómo son las vulnerabilidades de mi hijo factores de riesgo?
¿QUÉ GRUPOS EXPERIMENTAN UN MAYOR RIESGO?
NIÑOS CON BAJA AUTOESTIMA
NIÑOS CON UN ENTORNO FAMILIAR ESTRESANTE
Los niños con poca confianza en su entorno, sobre todo en casa, son más vulnerables a un adulto que promete estabilidad y seguridad, aunque la estabilidad venga acompañada de otros comportamientos no deseados. Éste es especialmente el caso de los niños cuya vida en el hogar se caracteriza por altos niveles de conflicto conyugal, escaso vínculo entre padres e hijos, padres con problemas de alcoholismo o drogadicción, y diversas formas de abuso, negligencia y maltrato.4 Los niños con una vida familiar estresante también pueden sentir que no pueden confiar en un padre porque éste ya está cargado con muchos problemas y puede no responder bien.
Si te sientes identificado con alguno de los casos anteriores, debes saber que hay un camino a seguir. De hecho, hay organizaciones (como Saprea) que se basan en la idea de que apoyar la salud y el bienestar de una persona o una familia es la única forma de crear y mantener comunidades sanas. Es posible que existan programas y servicios en tu zona que puedan darte a ti y a tu familia el apoyo necesario para reorientar tu camino actual.
NIÑOS CON DISCAPACIDADES
MENORES QUE SE IDENTIFICAN COMO LGBTQ+
NIÑOS EN FAMILIAS MIXTAS
NIÑOS QUE SIENTEN SOLEDAD
¿CÓMO PUEDEN AFECTAR LOS COMPORTAMIENTOS DE ALTO RIESGO LA VULNERABILIDAD DE MI HIJO?
CONSUMO DE ALCOHOL Y/O SUSTANCIAS
INTERACCIONES SEXUALES DE RIESGO
Aunque estos comportamientos y los riesgos que conllevan pueden parecer alarmantes, es útil recordar que ni tú ni tu hijo son perfectos, y que muchos de estos comportamientos pueden ser un medio por el cual los jóvenes intentan a afrontar o regular emociones dolorosas.
La buena noticia es que nadie se preocupa más por tu hijo que tú. Tu capacidad para reconocer lo que puede ponerlo en peligro -y el apoyo que puedes ofrecerle para mitigar ese riesgo- puede marcar la diferencia en la seguridad de un niño. Confía en tu instinto cuando evalúes las necesidades de tu hijo. Y recuerda que lo más importante es estar ahí para tu hijo, hacerle saber cuánto le quieres y seguir siendo el padre increíble que eres.
¿Qué es el acondicionamiento o grooming?
El acondicionamiento implica comportamientos específicos que pretenden acondicionar a un niño para el abuso sexual. A menudo, los individuos que intentan estos comportamientos ya son conocidos por la familia y forman parte de la vida del niño. Puede tratarse de un conocido, un amigo de confianza de la familia, un vecino, una niñera o incluso un pariente. Puede ser alguien a quien la familia conozca a través de una organización o actividad juvenil, como un líder de la iglesia, un instructor de música, un entrenador de fútbol, un consejero de campamento o un maestro de escuela.
Sea cual sea el papel que desempeñe en la vida del niño, a menudo empleará conductas de acondicionamiento para acceder a él. Esto también puede implicar el acondicionamiento o grooming -o sea ganarse la confianza- de la familia del niño, los vecinos y otros adultos que, en opinión del perpetrador, pueden suponer un obstáculo para acercarse al niño. Para ello, los perpetradores pueden parecer ser encantadores, carismáticos, fiables y dignos de confianza. En algunos casos, como en organizaciones religiosas, programas deportivos u otras instituciones con jerarquías, pueden ostentar títulos o autoridades que les sitúen en una posición de poder y respeto dentro de la comunidad.
Aunque no siempre es fácil identificar a un posible perpetrador, existen tácticas específicas que éste utilizará para acondicionar a un menor.
¿CUÁLES SON LAS SEÑALES DEL ACONDICIONAMIENTO?
A continuación, se indican algunas tácticas habituales de acondicionamiento a las que los padres pueden estar atentos:
01
GANARSE LA CONFIANZA DEL NIÑO
Generar confianza es una parte fundamental de cualquier relación, incluidas las relaciones entre niños y adultos que proporcionan tutoría y apoyo positivo. La diferencia entre un adulto cariñoso y bienintencionado y un posible perpetrador es que éste utilizará la confianza como medio para acercarse al niño y, finalmente, aislarlo. Los perpetradores pueden intentar ganarse la confianza del niño estableciendo una relación amistosa, haciendo que el niño sea "especial" y mostrando interés por sus aficiones, pasiones y actividades.
Pueden hacer muchas preguntas sobre la vida del niño, incluyendo preguntas sobre su familia, sus amigos y su rutina diaria. El perpetrador también puede tratar al niño como a un confidente, compartiendo con él secretos, vulnerabilidades o preocupaciones, y animarle a hacer lo mismo. Puede utilizar frases como "Nunca se lo había contado a nadie" o "Siento que puedo contarte cualquier cosa".
Durante esta fase, el perpetrador también evalúa el riesgo e identifica cualquier vulnerabilidad que pueda explotar. Por ejemplo, si un perpetrador se da cuenta de que un niño se siente marginado o alienado, puede ofrecerle garantías de amor, aceptación y comprensión.
02
COMUNICARSE EN SECRETO
03
OFRECER REGALOS, SOBORNOS Y HALAGOS
El adulto puede utilizar regalos y sobornos para "demostrar" su afecto y hacer que el menor se sienta especial. Estos grandes gestos también pueden servir como herramienta para facilitar o intensificar el proceso de acondicionamiento (como el teléfono móvil secreto mencionado anteriormente) y/o para presionar al niño para que haga ciertas cosas como muestra de gratitud por la generosidad del adulto. Por ejemplo, después de comprarle a un menor una cámara web cara, el adulto puede decirle que haga un buen uso de su nuevo regalo desnudándose o realizando otros actos sexuales delante de ella. En respuesta, el niño o adolescente puede tener una sensación de obligación, endeudamiento o miedo a que le quiten el regalo.
Los regalos también pueden utilizarse para abrir una brecha entre el menor y sus padres, sobre todo si los regalos son caros o se consideran algo que "tus padres nunca te regalarían". Un novio también puede advertir que los padres le quitarán los regalos al chico "si alguna vez se enteran".
Los halagos, como los regalos y los sobornos, pueden emplearse para que el chico se sienta valorado, apreciado y deseado. Puede empezar con cumplidos sobre los talentos, la personalidad o el intelecto del niño, antes de convertirse en algo más dirigido y sexualizado. La adulación también puede ser el intento del perpetrador de hacer que el niño "se sienta bien" antes de inducir a la víctima situaciones más físicas y sexuales.
04
PONER A PRUEBA LOS LÍMITES
El acondicionamiento suele ser un proceso gradual, sutil y metódico que se intensifica con el tiempo, sobre todo una vez establecida la confianza. Esto significa que es improbable que los perpetradores inicien inmediatamente el contacto sexual con un menor. Más bien, irán introduciendo lentamente conductas sexuales, poniendo a prueba los límites del niño para evaluar el riesgo y medir su nivel de comodidad.
Esto puede implicar contar un chiste subido de tono o hacer comentarios sexualizados para ver cómo responde el chico. Puede implicar sentar al niño en su regazo o iniciar otras formas de contacto aparentemente inofensivas, como cosquillas, lucha o acurrucarse, que con el tiempo se convierten en gestos más inapropiados, como caricias, tocamientos o manoseos. El perpetrador puede intentar jugar con el niño a juegos sexualizados, como "verdad o reto", "bajarse los pantalones" o juegos de desnudarse. Puede poner a prueba el sentido de la privacidad del niño entrando en su habitación o en el cuarto de baño, quizá ofreciéndose a ayudarle a cambiarse, bañarse o realizar otra tarea que normalmente haría solo. Los perpetradores también pueden poner a prueba los límites a través de comunicaciones en línea, como enviar un mensaje de texto con un emoji, una broma o un gif sexualizados y animar al niño a hacer lo mismo.
05
COMPARTIR MATERIAL SEXUALMENTE EXPLÍCITO
Para poner a prueba los límites, mantener el secreto y ganarse la confianza del menor, los perpetradores suelen compartir material sexual explícito con el menor al que están acondicionando. Este material puede empezar como chistes subidos de tono, comentarios e insinuaciones que, con el tiempo, se vuelven más gráficas y detalladas. El perpetrador puede empezar a utilizar términos sexuales con más frecuencia cuando está con el menor o cambiar las conversaciones hacia temas sexuales. Como ocurre con otras tácticas de acondicionamiento, el intercambio de material sexual explícito suele facilitarse mediante el acceso en línea del perpetrador al menor.
Puede enviar al menor imágenes, fotos o mensajes sexualizados encontrados en línea; pueden empezar a enviar fotos o vídeos íntimos de sí mismos (lo que se conoce como sexting), y luego pedir al menor una foto a cambio. De este modo, el perpetrador no sólo intenta normalizar el sexo e intensificar el proceso de preparación, sino distanciar aún más al niño de sus padres. Puede recalcarle al menor que sus padres nunca aprobarían el material que ha visto y que probablemente le castigarían si alguna vez se enteraran. El contenido sexual compartido puede convertirse en otro secreto más que incentive al menor a guardar silencio.
Sea cual sea el contenido y se comparta como se comparta, es importante señalar que exponer a un niño a cualquier material sexualmente explícito es una forma de abuso sexual infantil. Para más información sobre las formas de abuso sin contacto, visita nuestra página Conoce los datos.
06
AISLAR AL NIÑO
07
EMPLEAR LA VERGÜENZA Y LAS AMENAZAS
Los perpetradores emplean diversas tácticas para impedir que el menor busque ayuda o hable con alguien sobre el abuso. Estas tácticas pueden ir desde la vergüenza ("Tus padres se disgustarían mucho si se enteraran") hasta amenazas de daño o vergüenza ("Le diré a todo el mundo lo mucho que lo has disfrutado"). El adulto puede introducir estas tácticas culpando primero al niño de algo insignificante y midiendo después cómo responde. Por ejemplo, puede probar si el menor se defiende o se lo cuenta a un adulto, en lugar de asumir la culpa.
Con el tiempo, estos pequeños momentos de culpa pueden convertirse en amenazas e intimidación que aumentan la sensación de impotencia, miedo y vergüenza del menor. El adulto puede utilizar amenazas como: "Nadie te creerá" o "A nadie le importará". Puede amenazar con hacerle daño físico, ya sea al niño o a un ser querido.
Otras amenazas pueden incluir negar al niño más afecto y consuelo -sobre todo si el niño ha llegado a ver al perpetrador como su única fuente de apoyo- o la amenaza de castigo por parte de los padres si el niño confiara en ellos. El perpetrador también puede amenazar con revelar un secreto que el niño haya compartido con ellos o amenazar con contar a los padres el consumo de alcohol y/o drogas del niño (aunque el perpetrador le ofreciera esas sustancias como táctica de acondicionamiento). Sea cual sea la amenaza, el propósito del perpetrador sigue siendo el mismo: hacer que el niño sienta que no puede buscar ayuda.
A medida que estés más informado sobre las tácticas habituales de acondicionamiento que utilizan los perpetradores, podrás identificar más fácilmente cuándo algo no parece correcto. Confía en tu instinto; si notas una señal de alerta, investiga la situación más a fondo.
Los perpetradores en línea y sus tácticas
Para comprender mejor los riesgos a los que se enfrentan los niños en línea, es útil conocer algunos de los mayores mitos en cuanto a los perpetradores en línea.
Mito nº 1: El acondicionamiento en línea es totalmente distinto al acondicionamiento en persona
Normalmente, los perpetradores en línea utilizan muchas de las tácticas de acondicionamiento enumeradas en la sección anterior. Al igual que en el acondicionamiento en persona, un perpetrador en línea trata de entablar una relación estableciendo lazos, recabando información e identificando las vulnerabilidades de la víctima. A continuación, intentará aislarla, fomentando un sentimiento de secretismo entre él y la víctima.10
Durante la etapa sexual, el perpetrador empezará a introducir temas y comportamientos sexuales en la conversación, a menudo introduciendo material sexualmente explícito para sobrepasar los límites del menor. También puede intentar reducir las inhibiciones del menor ofreciéndole halagos, expresando intereses similares a los del chico, mostrando solidaridad hacia las preocupaciones del menor, preguntando por la experiencia sexual del niño y expresando afecto o admiración por el niño. Algunos perpetradores pueden pasar directamente a la fase sexual, introduciendo temas sexuales al principio de la conversación o dando cumplidos sobre el aspecto físico y el atractivo sexual de la víctima. Sea cual sea la táctica utilizada, la intención sigue siendo la misma: aislar y coaccionar al menor para que participe en situaciones sexuales.
Mito nº 2 - Todos los perpetradores en línea quieren tener relaciones sexuales con sus víctimas fuera de línea
Mito nº 3: Los perpetradores en línea son desconocidos que el niño conoce en línea
Al imaginar a un perpetrador en línea, es fácil pensar en un desconocido al acecho sobre un teclado en un sótano oscuro y distante. Sin embargo, la mayoría de los adultos que abusan sexualmente en línea no son extraños para el niño. Más bien, son personas que el niño ya conoce, como un vecino, un amigo de la familia, un maestro, un líder religioso o cualquier otra persona con la que el niño pueda tener conexiones en el mundo real. De hecho, en más de la mitad de los casos denunciados de abuso sexual infantil en línea, el perpetrador era un conocido del niño o un miembro de su familia.12
A menudo, el abuso sexual que tiene lugar en Internet se produce junto con el abuso que tiene lugar fuera de Internet. El perpetrador puede haber contactado inicialmente al menor en línea para facilitarle interacciones posteriores fuera de Internet. O puede utilizar las comunicaciones en línea para intensificar el acondicionamiento que ya ha comenzado fuera de Internet. Independientemente de la forma en que el perpetrador contacte por primera vez al menor, lo más probable es que en algún momento intente integrar la tecnología en el proceso de preparación. Esto se debe a que el perpetrador tiene más acceso al menor en línea y puede interactuar más fácilmente con él en secreto, evitando la atención de padres y cuidadores.
En última instancia, es útil que los padres recuerden lo siguiente:
- Las tácticas de preparación utilizadas en línea son como las utilizadas fuera de línea.
- Los agresores sexuales en línea pueden abusar de un niño sin conocerlo nunca en persona.
- El abuso sexual en línea suele ser perpetrado por alguien a quien el niño ya conoce.
- El abuso sexual en línea suele ocurrir junto con el abuso fuera de línea.
¿Cómo puedo mantener a mi hijo seguro en línea?
A continuación, te ofrecemos algunas estrategias que puedes utilizar para ayudar a tus hijos a utilizar la tecnología de forma responsable y protegerlos de los riesgos: