Por fuera, mi vida era increíble
Sólo había compartido mi historia con tres personas en mi vida y mi prima me animó a solicitar el Retiro Saprea. Lo hice con la certeza de que nunca tendría la oportunidad de participar. ¡Entonces recibí la llamada! Me senté incrédula. Sin embargo, sabía que tenía que hacerlo, por mi familia y por mí.
Llevaba tanto tiempo en un lugar tan oscuro que no estaba segura de cuánto tiempo más podría seguir caminando por esta vida sin sentir nada. El día que decidí ir, cambié para siempre.
Por fuera, ¡mi vida era increíble! Tenía un trabajo estupendo, un marido maravilloso y unos hijos increíbles. Acababa de terminar mi maestría. Pero por dentro, estaba muerta. No quedaba nada de mí. No era más que una cáscara que seguía el ritmo de una vida estupenda. No había sentimientos -el retiro, el personal, las hermanas que hice- cambiaron todo eso para mí.
Al cruzar la puerta ese primer día, estaba llena de nervios, ¡estaba segura de que había sido un error! Pero entonces me saludó mi gestora de casos, y hubo una sensación de amor tan inmediata que no puedes evitar sentirte un poco más a gusto. Esa sensación de amor y paz creció, empecé a sentirme segura y entonces algo cambió en mí. No sólo sentí amor, sino también aceptación, y en ese amor y aceptación había una sensación de que no estaba sola, ¡y de que nunca volvería a sentirme sola! En ese momento descubrí que podía decir mi verdad, que podía encontrar la paz y que podía enfrentarme a aquellas cosas que habían permanecido ocultas durante tanto tiempo.
Sentir que había dado el primer paso en una recuperación largamente esperada me empoderó increíblemente. Me sentí digna, sentí que importaba. Que había una forma mejor de vivir. Y que merecía disfrutar de mi vida.
Por fin me he liberado de la culpa y la vergüenza que he arrastrado durante demasiado tiempo. Estar en el retiro me ayudó a ver que ¡tengo valor! ¡Que soy hermosa!
Me dieron herramientas para comprenderme a mí misma, mis detonantes y mis emociones, y así navegar mejor por esta jornada de sanación. Me siento empoderada para ser valiente y luchar por la persona que merezco ser.
-Michelle, Sobreviviente