Me sentí humana y digna en el Retiro

Al llenar el formulario para ir al Retiro Saprea, pensé: «Sí, quizá algún día me elijan, quizá vaya». Me llamaron en una semana y querían que asistiera la semana siguiente. Me rodeó un torbellino de emociones. Nadie, excepto mi marido, conocía las luchas. Lo había ocultado bajo muchos niveles durante muchos años.

Tengo 47 años, a los 10 me di cuenta de que el abuso no era normal y dejé de ir a casa de mis abuelos. De los 10 a los 47 años, se habían montado tantas capas de ladrillos y tantas rocas en mi corazón. Me hizo falta tanto valor incluso para subirme al avión desde Ohio y darme cuenta de adónde iba y por qué.

¡Nunca habría imaginado la sanación que podría ocurrir! El Retiro de Saprea me dio paz. Las terapeutas me hicieron sentir humana y digna. Las otras mujeres que asistieron fueron tan acogedoras. El mero hecho de saber que compartíamos un trauma nos unió tanto. Hice amigas para toda la vida, un sistema de apoyo que nunca había tenido. El crecimiento y la aceptación de mí misma han marcado una diferencia tan grande en mi forma de conducirme y aquellas rocas que me frenaban son ahora meros escombros que puedo prever que algún día serán arena.

-Stacie, Sobreviviente