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HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES

Entendiendo mi trauma

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Los efectos del abuso sexual infantil en mi vida crecen y menguan como las fases de la luna. A veces es un recuerdo lejano, una prueba o una dificultad de mi pasado; otras veces invade cada célula y músculo de mi cuerpo y cerebro, dificultándome respirar, pensar y funcionar. Lucha, huida o paralización con mucho adormecimiento (piensa en comida y Netflix) se convierten en mis días y mis noches. Cuando «eso» vuelve, me pregunto qué me pasa, ¿estoy loca? ¿No me estoy esforzando lo suficiente? ¿Soy débil? ¿Estoy permanente e irremediablemente dañada? Quiero desaparecer, rendirme y acabar con el dolor y la angustia.

Encontré respuestas y sanación en las hermosas y verdes montañas de Utah, en el Retiro Saprea. Aprendí sobre la extraordinaria herida del trauma: que el trauma no es sólo una mala experiencia, sino algo que nos amenaza hasta la médula y que las heridas de la sexualidad humana suelen ser las más devastadoras. Aprendí que la confianza violada confunde al cerebro y que el trauma no resuelto se queda atascado en el cuerpo y en las células; aprendí que la «locura» no era más que mi cerebro haciendo su trabajo bajo el estrés extremo de estar traumatizada. Aprendí que hablar de ello no hace que desaparezca.

Y lo que es más importante, aprendí que hay respuestas, herramientas y técnicas que liberarán mi mente y mi cuerpo; ¡que no estoy loca, ni soy perezosa, ni estoy intrínsecamente dañada! Aprendí que el yoga y la atención consciente llegan al cerebro y al cuerpo y liberan el trauma que contienen; que el Muay Thai (una forma de kick boxing) da a mi cuerpo la oportunidad de responder y luchar, la oportunidad que no tenía cuando era una niña pequeña, demasiado débil y asustada y pequeña para responder.

Tengo conocimiento, tengo esperanza, tengo fe, tengo herramientas, ¡tengo poder! Puedo ser como las montañas que nos protegían y crecer fuerte y poderosa ante la presión y el estrés. Estaba rodeada de siete mujeres fuertes y hermosas que comprendían y sabían cómo me sentía. Nos unimos de una forma difícil de describir. Me siento muy honrada y bendecida por haber sido educada, honrada, nutrida y amada por mis compañeras sobrevivientes y por el personal del Retiro de Saprea. Gracias a Saprea por comprender nuestras necesidades y apoyar a las sobrevivientes de abuso sexual. Han cambiado mi vida para siempre.

-Alison, Sobreviviente