Como el Tazón Kintsugi, Estoy Siendo Restaurada
Creía que debía seguir siendo como era. Que siempre sería la persona pequeña, incompetente y dañada. Me sentía como una niña pequeña en un cuerpo adulto. Permanecería siempre rota e inútil. Ahora me doy cuenta de que al dar los pasos hacia la recuperación y asistir al Retiro Saprea, no sólo estoy adquiriendo más seguridad para mantenerme alejada del alcohol, sino que estoy sanando a esa niña pequeña que estaba tan terriblemente dañada, sin tener culpa de ello. Ahora puedo tomarla de la mano y volver a pasar por las etapas del crecimiento. Seré la adulta que la proteja, le enseñe, la quiera y la valore como la niña que merecía ser. Tengo fe en que algún día podré integrar mi yo adulta y mi yo niña en una persona completa que sepa que su valor es grande. Al igual que el tazón de kintsugi, estoy siendo restaurada.
-Janet, Sobreviviente