Capaz de ver lo que me hizo el abuso
En el Retiro Saprea, por fin aprendí que está bien llorar. Está bien dejar salir todas esas emociones embotelladas. Por fin descubrí por qué me cuesta tanto mostrar mis emociones y encontrarme a mí misma.
Durante muchos años, pensé que estaba bien cuando en realidad, no lo estaba. No fue sino hasta el último día del retiro que lloré, y lloré mucho. De hecho, ser sobreviviente de abuso sexual infantil me pasó factura.
Mientras asistía al retiro, por fin pude ver lo que el abuso le había hecho a mi cerebro y el impacto que realmente había tenido en mí. Emocional, espiritual y físicamente, estaba dañada. Me sentí increíble al estar rodeada de otras mujeres que han sufrido abusos, porque descubrí que no estoy sola. Pude estrechar lazos con estas mujeres y crear una hermandad que tendré para siempre. A lo largo de la semana, aprendí que soy fuerte, poderosa y que valgo.
-Brittany, Sobreviviente