Tengo una nueva esperanza de sanación completa

Tenía 5 años cuando mi hermano mayor empezó a abusar físicamente de mí. Durante los 3 años siguientes abusó de mí física, mental y verbalmente con regularidad. Cuando yo tenía 8 años añadió el abuso sexual a la mezcla. Duró hasta que tuve unos 14 años, cuando se fue a la universidad. Vivía con un miedo absoluto cada vez que mis padres nos dejaban solos juntos… y mis padres nos dejaban solos muchas veces. Me amenazó con que no podía contarles a mis padres lo que me había hecho, pero una vez decidí intentarlo de todos modos… mi madre no sabía a quién creer, así que se limitó a ignorarlo… mi hermano me lo hizo peor la siguiente vez que nos quedamos solos.

Los muchos años de miedo que experimenté causaron estragos en mi cuerpo y en mi mente. Empecé a tener problemas de estómago y migrañas que comenzaron en mi adolescencia. Rechino y aprieto los dientes, lo que me ha causado fisuras dentales, bruxismo y trastorno de la articulación temporomandibular. Tengo problemas sociales y de relación que hacen que nunca parezca encajar en un grupo y, por tanto, tengo muy pocos amigos. Lucho con problemas de justicia porque nunca sentí que tuviera a nadie que me protegiera de mi hermano y él nunca ha sufrido ninguna consecuencia por lo que me hizo. Cuando tenía 18 años le conté a mi madre lo que me había pasado, y ella lo escondió rápida y discretamente para no hacer que nadie se enfadara… más injusticia.

A medida que he ido avanzando en mi vida adulta, he abierto la tapa de esto varias veces y realmente sentía que lo había superado y había perdonado a mi hermano y a mis padres hacía mucho tiempo. Llevaba mi vida de la forma más sana que sabía. A principios del año pasado, una amiga me habló de Saprea y de su misión de ayudar a las mujeres que habían sufrido abusos sexuales de niñas. No recuerdo exactamente cuál fue el detonante, pero algo de lo que dijo me golpeó como una tonelada de ladrillos y empecé a sollozar. Al instante supe por qué nunca había sentido que poseyera belleza alguna… no era digna de sentirme así debido a lo que mi hermano me había hecho. Me dirigió a Saprea y me animó a solicitar asistir al Retiro Saprea, cosa que hice.

Asistí al retiro en febrero de 2018. Llegué muerta de miedo, que era básicamente el miedo a lo desconocido. Lo que encontré fueron otras 23 mujeres que compartían una historia similar a la mía, un grupo de personal increíble cuya única misión era proporcionarnos un espacio seguro donde pudieran mostrarnos amor, cariño y un camino hacia la sanación. Atendieron todas nuestras necesidades y, justo cuando pensabas que habían hecho todo lo posible para que el tiempo que pasáramos allí fuera increíble, hacían más. Fueron los 4 días más increíbles de mi vida. Salí de allí descansada, relajada y con una nueva esperanza de sanación completa para convertirme en una versión mejor de mí misma. Por primera vez en mi vida puedo mirarme y aceptar que poseo belleza y que importo. La experiencia del Retiro de Saprea me cambió la vida por completo.

-Dana, Sobreviviente