Sola en una sala llena de gente

Antes de asistir al Retiro Saprea, vivía la vida como si estuviera sola en una habitación llena de gente. Tengo familia y amigos que me quieren y me apoyan mucho, pero nadie sabía realmente por lo que había pasado. Nadie podía mirarme a los ojos y comprender la oscuridad, la vergüenza y el dolor insoportable por lo que estaba pasando a causa del abuso sexual que sufrí.

Aprendí mucha información y habilidades valiosas que me han ayudado a comprender mi reacción, a reconectar con mi cuerpo y a afrontar mi pasado. Nada me preparó para el abrumador amor, apoyo y conexiones que establecí con las otras mujeres que fueron lo suficientemente valientes y estuvieron dispuestas a ser vulnerables conmigo. Estas mujeres estuvieron a mi lado, lloraron conmigo, rieron conmigo y compartieron conmigo su belleza y me ayudaron a empezar a ver la mía. Les estaré eternamente agradecida a ellas y al personal del Retiro Saprea.

Ahora me estoy tomando tiempo para volver a conocerme a mí misma, más plenamente que nunca. Estoy descubriendo que quien he querido ser es quien soy, es quien siempre he sido. Nunca me lo robaron, sino que lo perdí en lo más profundo de mi ser y estoy empezando a buscarlo. Durante años, me he silenciado por mi pasado, por el dolor y la vergüenza de lo que había vivido. Ya no me silenciaré más. Tengo voz y he descubierto el poder de utilizarla. Hay fuerza cuando descubres que tu historia no tiene un final horrible. No soy lo que me ocurrió, soy aquello en lo que decido convertirme. ¡Elijo ser una Sobreviviente!

-Kenzie, Sobreviviente