Pude relacionarme, aprender y crecer

Durante la mayor parte de mi vida cargué con la culpa por las cosas horribles que me ocurrieron. A los 56 años, empecé mi jornada de sanación. A los 59, tuve la bendición de asistir al Retiro Saprea.

Las hermosas almas de las mujeres que conocí allí permanecerán conmigo para siempre. Pasé una semana en un viaje hacia la sanación y ¡encontré mucho más! En las sesiones de grupo aprendí de verdad que no estoy sola. Aprendí que, aunque nuestra(s) experiencia(s) traumática(s) sea(n) diferente(s), todas hemos llevado el mismo «equipaje» o muy parecido. Pude relacionarme, aprender y crecer durante todo el proceso.

No sé si puedo elegir una sola clase que fuera mi favorita. Recibí tanto de cada una de ellas. Muay Thai me enseñó que soy más poderosa de lo que creía. La guía de nutrición fue muy esclarecedora. El arte (en todas sus formas) ha sido muy terapéutico y esclarecedor para mí.

Unas palabras sobre las terapeutas: Me resulta difícil describir su compasión, comprensión e inteligencia. Sin embargo, puedo decir que todas son increíbles y parecen conocer tus necesidades. ¡Son otro grupo de almas hermosas!

-Cheri, Sobreviviente