Skip to main content

Saprea > Survivor Stories > Pasé muchos años entumecida ante la vida

HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES

Pasé muchos años entumecida ante la vida

 ;

La hierba no siempre es más verde al otro lado. Tenía 11 años cuando dejé mi pequeña isla por la promesa de vivir en otro país con el desconocido que me había engendrado. La emoción que sentía no podía contenerse y estaba decidida a hacer que mi familia se sintiera orgullosa de mí. No mucho después, empezó el abuso a manos de mi padre (sexual y físico). Durante los cinco años siguientes, más o menos, llevé una sonrisa para tapar el dolor interior y aprendí a llevar mi mente a donde yo quería que fuera; esto me ayudó a adormecer el dolor y a vivir a pesar de lo que ocurría en el exterior.

Como personas siempre queremos creer el bien de aquellos a los que queremos, de ahí que la familia cercana no me creyera. Si yo no estuviera en la situación, probablemente tampoco lo creería. Ahora me doy cuenta, aunque en aquel momento estaba llena de ira. Lo único que sabía era lo que los adultos que me rodeaban me estaban enseñando con sus acciones: cuanto más hablas, más problemas te surgen. Sin querer, enseñamos a los niños lo que deben esperar basándonos en nuestras acciones, no en nuestras palabras. Recuerdo que ponía a prueba a la gente para ver qué decían, planteándoles situaciones hipotéticas sobre diversas cosas. La mente humana es más poderosa de lo que creemos, como se demuestra claramente cuando nos encontramos en situaciones traumáticas. Conseguí escapar accidentalmente gracias a una amiga y consejera escolar a la que estoy eternamente agradecida. Rara vez conocemos el propósito de alguien en nuestras vidas antes de que se cumpla.

Cuando empecé a tener hijos se me empezaron a abrir los ojos de lo atascada que estaba. Había cosas que quería darles emocionalmente que no podía, y no podía explicarlo. Pasé muchos años entumecida ante la vida y simplemente viviendo como si nada, pero cuando decidí desprenderme por completo de todo el daño y el dolor y perdonar, me encontré a mí misma. No fue fácil y tuve muchos contratiempos. Sólo tenía que seguir avanzando y creyendo. También encontré esperanza en mi fe, que era el único ingrediente que faltaba en todo el asesoramiento y lo que me impedía liberarme totalmente del dolor.

Puedes volver a sonreír, y puede ser auténtico. Puedes volver a vivir libremente. Puedes superar el dolor, la tristeza, la ira, etc. Una historia cada vez, una palabra cada vez. Tu voz importa y no estás sola. Cuanto más sabía que no estaba sola, más fuerte me hacía, más audaz me volvía. No te disculpes, pues no has hecho nada malo. Eres suficiente, se te escucha y se te cree. El poder está en tu voz: HABLA. Nunca es demasiado tarde. Tu sanación fue para mí y mi sanación es para ti.

-Karen, Sobreviviente