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HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES

Mi vida carecía de esperanza y paz

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Asistir al Retiro Saprea ha sido la decisión más increíble que he tomado para mí misma. Soy una mujer bien informada sobre la prevalencia y el impacto de las agresiones sexuales en nuestra sociedad. Conozco las cifras. Puedo citar las estadísticas mientras duermo. Sin embargo, nunca me las he creído de verdad. No a un nivel tan profundo y personal.

Desde que fui víctima, me he pasado la vida creyendo horribles mentiras sobre mí misma. Creía que no valía nada. Que lo que me había ocurrido era culpa mía. Que estaba destinada a una vida de desesperación y abuso. Cuando las cosas iban mal en mi vida, me convencía aún más de estas y otras mentiras. Mentiras que me han oprimido y frenado. Incluso cuando creía que otras personas merecían algo mejor, que nunca habían pedido su asalto. Seguía sin creer que eso se aplicaba a mí.

Mi vida durante tanto tiempo ha estado desprovista de esperanza y paz. El Retiro de Saprea me devolvió eso. Entré en una sala de mujeres a las que nunca habría catalogado como sobrevivientes de abuso sexual infantil. Conocí a madres, hermanas, abuelas. Conocí a mujeres que dirigían sus propios negocios. Autores y oradores principales. Conocí a profesionales y proveedoras de apoyo técnico. Ninguna de estas mujeres lucía como víctima. Lucían fuertes, poderosas, hermosas. Y por primera vez en años pensé que existía la posibilidad de que yo pudiera ser una de ellas. De que alguien pudiera verme así.

Durante el tiempo que pasé allí conocí las historias de esas otras mujeres. Cada una de ellas hablaba directamente a mi alma. Todos los días nos enseñaban nuevas técnicas de sanación y nos informaban sobre el trauma de un modo que ni siquiera yo, que estudiaba psicología, me había planteado. Nos llenaron de recursos y nos dieron un sitio web para que lo consultáramos cuando volviéramos a casa en caso de que lo olvidáramos. Me alimentaron con comida increíble, me mimaron y eliminaron cualquier distracción para que pudiera centrarme en la sanación. Forjé relaciones increíbles. Estas mujeres se han convertido en mi tribu, mi hermandad, mis chicas. Lloramos a lágrima viva cuando tuvimos que separarnos, aunque todas pudimos seguir conectadas a través de Facebook y nuestros teléfonos. Siento como si conociera a estas mujeres de toda la vida.

Sin embargo, lo mejor de todo es cómo he cambiado. Ya no creo esas mentiras sobre mí misma. Sé que intentarán reinsertarse en mi vida y apoderarse de quién soy. Sin embargo, tendré la mejor armadura para protegerme, y es el amor y el apoyo de mis hermanas de retiro. Gracias a este retiro, gracias a estas mujeres y al personal de Saprea, ahora puedo decir que ¡soy FUERTE! ¡soy INTELIGENTE! ¡soy HERMOSA! ¡soy CAPAZ! ¡SOY ASOMBROSA! Puedo superarlo. Puede que él me haya roto, pero yo volveré a juntar estos pedazos de una forma que me hará más fuerte y más bella de lo que él pueda imaginar. Gracias, Saprea, has cambiado mi vida y no puedo esperar a seguir adelante.

-Bri, Sobreviviente