Más inteligente y comprensiva

Pensaba que me había enfrentado a mi abuso. Pensaba que era algo que había ocurrido, que había sanado y que había seguido con mi vida.

Solicitar el Retiro Saprea fue el primer paso más difícil. No sabía por qué sentía la necesidad de ir y experimentarlo. «Creía que ya lo habías superado. ¿Creía que habías sanado de esto? ¿Por qué vas a ir? Deja que vaya otra mujer». Estos eran los pensamientos constantes que tenía mientras presentaba la solicitud.

Una vez que me aceptaron, me invadió el miedo a ir. Puse todas las excusas posibles para no ir. La familia, las finanzas, la lista seguía.

Una vez allí, mi ansiedad era tan grande que no podía respirar. «¿Qué estoy haciendo aquí?” pensaba.

Con el paso de los días me di cuenta de que SÍ lo necesitaba. Me di cuenta de que tenía mucho que aprender sobre mí misma y sobre lo que había pasado en mi vida. FINALMENTE me sentí normal y no avergonzada de mis detonantes, comprendiendo lo que eran los detonantes. ¡Aprendiendo a cuidar de MÍ! ¡Aprendiendo que soy fuerte, bella y VALIENTE!

Conocí a amigas y hermanas para toda la vida. Las relaciones que entablé en el retiro me han ayudado en esta nueva experiencia de sanación en la que me encuentro.

La dedicación que Saprea pone en ayudar a las víctimas es realmente ¡ASOMBROSA! Encontrar un lugar que comprende y sabe de verdad lo que sientes y con lo que lidias sin hacerte sentir anormal o avergonzada de ti misma; sentirte aliviada de que otros a tu alrededor piensen y sientan igual que tú por una vez, fue una sensación tan refrescante.

Salí más inteligente, más comprensiva conmigo misma y con los conocimientos que necesito para sanar correctamente. Una amiga me dijo: «Teníamos un hueso roto que sanó mal, el retiro volvió a romper ese hueso y ahora nos enseña a sanarlo correctamente.»

Este retiro cambió mi vida y estoy muy contenta de no haber permitido que mis miedos me impidieran asistir.

-Natalya, Sobreviviente