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HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES

Estoy llegando a ser

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Durante años luché con problemas relacionados con el abuso sexual de mi infancia. Empecé a beber a una edad temprana, luego abusé de las drogas, después sufrí trastornos alimentarios, y la lista sigue y sigue. Nunca hablé de mi secreto. Intenté esconderme por la vergüenza y fingir que era otra cosa la que causaba mi dolor. Mi vida se desmoronaba. Cuando mejoraba, algo me detonaba por dentro y empezaba con lo siguiente o tenía otro episodio de ira. Nunca hablaba de mis experiencias. Por tanto, nunca me conocí del todo. Nunca me quise lo suficiente como para tomarme el tiempo de conocer a Linda.

Hace un par de años decidí que algo tenía que cambiar. Cambié de profesión y empecé a dar a los demás. Empecé a encontrar satisfacción en dar. Aprendí a amar más plenamente. Empecé a amarme a mí misma. Fue entonces cuando vi el Retiro Saprea. Antes de esto, nunca habría soñado que era digna de algo así. Me arriesgué y llené la solicitud. Cuando fui, aún tenía dudas. En el fondo, seguía pensando que todas menos yo merecían estar allí. Aún sin ser honesta, sentía que era yo la que tenía que dar a los demás; mantenerme ocupada y no cuidar de mí misma.

En el retiro, me sorprendí a mí misma cuando empecé a llorar por cómo me cuidaban a mí, Linda. Tener tiempo para cuidar de mí misma era un regalo que no me permitía sin sentir culpa. Ahora me quería lo suficiente como para tomarme este tiempo. Aproveché todo lo que se me ofreció. Aprendí tantas habilidades que me cambiaron la vida en esos cuatro días que ahora las enseño a mujeres de las que soy mentora personal. Creé lazos con mujeres que eran completamente diferentes a mí en muchos aspectos, pero que compartían esta experiencia común y a las que quiero de verdad.

Elijo las palabras «Me estoy convirtiendo» porque soy una obra en curso. Siempre estoy trabajando para avanzar en la sanación, para ayudar a los demás a sanar, para amarme a mí misma y poder amar más a los demás. Estoy eternamente agradecida a Saprea por la oportunidad que me ha dado a mí y a otras mujeres. Ahora cuento mi historia. Sé que mis cicatrices son hermosas. Soy Kintsugi.

-Linda, Sobreviviente