Estoy encontrando el valor para decir mi verdad

Soy una sobreviviente de abuso sexual y violación. Mi doloroso pasado, que había reprimido en gran medida, salió a la luz cuando tenía 19 años. Había reprimido muchos sentimientos y palabras no dichas, que se manifestaron en mecanismos de afrontamiento poco saludables. Mis perpetradores amenazaron mi vida y la de mis seres queridos si me atrevía a decir la verdad. Sentí vergüenza y aislamiento. En algún lugar de mi interior llevaba la verdad, pero durante años no pude encontrar mi voz.

Por la gracia de Dios, encontré la ayuda que tanto necesitaba. Tuve que buscar en lo más profundo de mi ser para encontrar el valor y la fuerza necesarios para enfrentarme a mi doloroso pasado. Poco a poco, con la ayuda de una maravillosa terapeuta, empecé a salir del oscuro agujero en el que había caído. Al principio, la luz dolía. La ansiedad y el pánico afloraban cuando recordaba los actos atroces que me habían hecho, pero me aferraba y tenía fe en que lo superaría.

Me ayudó mucho escribir un diario, nadar y pasear. Para mí, estar rodeada de naturaleza me permitió volver a ver la belleza y encontrar conexión con la tierra. Me sentía más esperanzada a cada paso que daba. El agua calmaba mi cuerpo y mis sentimientos. Sentía que mi fuerza aumentaba.

Mi fe se había tambaleado y mi miedo se había convertido en ira por lo que me habían hecho. Me di cuenta de que había vuelto la ira hacia mi interior. Poco a poco he aprendido a dirigir la rabia hacia donde corresponde, hacia mis perpetradores.

Estoy encontrando el valor para decir mi verdad. No permitiré que lo que me ocurrió me robe momentos preciosos de la vida.

Realmente se necesita un pueblo de apoyo para navegar por el proceso de sanación y los momentos difíciles. Para aprender a respirar profunda y libremente de nuevo. Para recuperar tu yo hermoso y fuerte.

-Kelly, Sobreviviente