El peso de mis abusos me aplastaba

El peso de mis abusos y todo lo relacionado con ellos había crecido hasta aplastarme. No vivía. Simplemente sobrevivía. No me quedaba nada de mí misma. Oí hablar del Retiro Saprea a una amiga que también era sobreviviente. Un año después, por fin reuní el valor suficiente para presentarme.

Asustarme es un eufemismo para describir lo que sentí en mi viaje a Utah. Sola. En medio de ninguna parte, sin ninguna familiaridad, sin conocer a nadie y a punto de embarcarme en la aventura más dura de mi vida. Sí, estaba asustada.

Sin duda, la mejor decisión que había tomado hasta entonces.

No sólo conocí a algunas de las mujeres más increíbles que conozco, sino que allí tuve mi momento de ruptura. Como por fin me rompí, por fin pude empezar a sanar (kintsugi). En una de nuestras clases surgió un punto de aprendizaje: «Los secretos engendran vergüenza». Un relámpago me atravesó. Me había hecho añicos. Había jurado no hablar nunca a mi madre sobre mi abuso, porque sabía que mi SECRETO la mataría. Guardar este secreto durante todos estos años estaba engendrando toda la vergüenza que tanto me había asfixiado.

El Retiro de Saprea y todo lo que obtuve de él me dieron el conocimiento y el valor que necesitaba para liberar a mi demonio y compartir mi secreto. Soltar. La libertad. La liberación. que llegó tras revelar mi trauma a mi madre no se parece a nada que haya conocido jamás. He limpiado todo lo muerto y moribundo y he podido hacer sitio para cultivar la vida y vivir dentro de mí.

No estás sola, y aquí es donde cambia tu historia.

-Tara, Sobreviviente