Da el Salto de Fe

Saprea. Hace un año, no tenía ni idea de lo que eso significaría para mí. Una amiga mío publicó un enlace para inscribirse en el Retiro Saprea. Lo tomé como una señal. Una señal para reabrir la herida y limpiarla, de nuevo.

Al principio dudé porque seguramente había otras mujeres a las que les vendría mejor la experiencia que a mí. Funcionaba en la vida, tenía dos hijos preciosos, un marido que me apoyaba. Llevaba años entrando y saliendo de terapia. Actualmente, mi vida estaba lo suficientemente «unida» como para sobrellevar el día a día. Decidí presentar la solicitud de todos modos, porque si no cumplía los requisitos seguramente me lo harían saber.

Pero eso no fue lo que ocurrió. En lugar de eso, recibí una llamada telefónica para concertar mi asistencia. Estaba aterrorizada. No conocía a nadie que hubiera estado en ese lugar ni siquiera había OÍDO hablar de él. Di un salto de fe y valió la pena. No soy una persona demasiado emocional. Tiendo a ocultar mis sentimientos, pero al cabo de cuatro cortos días, estaba llorando al despedirme de todo el mundo. La casa y el personal fueron muy acogedores y serviciales, desde las restricciones dietéticas hasta el alojamiento de una madre lactante (¡dos durante nuestro retiro!). Cada día deseo poder volver. Si estás indecisa, toma esto como una señal, tú lo vales.

-Kim, Sobreviviente