Ahora sé que soy suficiente

Durante más de 26 años he vivido con vergüenza, culpa, miedo y sintiéndome indigna. Desde fuera, la mayoría de la gente nunca percibió la confusión que vivía por dentro, la lucha diaria contra la ansiedad y los detonantes. Mi hija cumplió la misma edad que yo tenía cuando fui abusada y eso me golpeó como una tonelada de ladrillos, supe que algo tenía que cambiar. Tenía que encontrar una forma de vivir, tenía que encontrar una forma de protegerla de lo mismo que me ocurrió a mí. Cuando supe del Retiro Saprea, supe sin duda que era lo que necesitaba para iniciar mi proceso de sanación. Llegué a Utah y mi primer pensamiento fue volver a coger el avión y regresar a casa; afortunadamente, mi marido me calmó por teléfono y me convenció para que me quedara. Estoy muy agradecida de que lo hiciera.

No tengo palabras para explicar mi experiencia en el retiro. Atravesar las puertas del retiro fue tan tranquilizador, acogedor, tan refrescante. Nunca había conocido a ninguna de las otras 23 mujeres que estaban allí, pero al instante supe que me comprendían: mi dolor, mi ansiedad y mi miedo. La sanación que empezó ese día, y durante los días siguientes, fue asombrosa. Nunca pensé que podría derribar mi muro, pero lo hice y la recompensa por ello es algo por lo que siempre estaré agradecida.

Sí, todavía tengo días de ansiedad y de detonantes, pero ahora tengo estrategias que me ayudan a superarlos. Tengo un sistema de apoyo como nunca antes había tenido y me siento muy bendecida.

Ahora sé, por primera vez en mi vida, que soy suficiente, que valgo, que soy valiente y que soy hermosa. ¡He recuperado la esperanza!

-Jessica, Sobreviviente