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La protección contra la sextorsión empieza por comprender la amenaza

Hace poco más de 25 años, abracé por primera vez a mi hijo mayor. Fue una sensación increíble, pues me inundó un amor intenso e inmediato. No pasó mucho tiempo antes de que ese amor fuera sustituido por la comprensión de que se esperaba de mí que cuidara y mantuviera a este nuevo pequeño ser humano. Mi preocupación casi igualaba la intensidad de mi amor. ¿Cómo iba a criar a un ser humano decente, formarlo de una manera positiva y protegerlo de todo lo que experimentaría? Estas preguntas pueden consumir por completo a un padre primerizo. Afortunadamente, el amor se impuso al comenzar nuestra jornada juntos.

Cualquier padre o persona encargada de criar a sus hijos tiene una lista de cosas que hace para protegerlos. No me refiero a una lista escrita, sino a una lista intuitiva que tienen en la cabeza y que les guía en la crianza de sus hijos. Por lo general, las cosas entran y salen de esa lista en función de las experiencias pasadas de los padres o cuidadores, pero de vez en cuando los padres se enfrentan a una nueva amenaza que ninguna generación anterior de padres tuvo que experimentar.

La extorsión sexual (sextorsión) es una de esas amenazas.

La sextorsión es una forma de abuso sexual infantil en la que se amenaza o chantajea a la víctima para que cumpla las exigencias específicas de un perpetrador. En estos casos, la amenaza o la exigencia es de naturaleza sexual.

Lo más habitual es que el perpetrador amenace con compartir contenido sexual sobre la víctima (ya sea real o falso) con el fin de obtener contenido sexual adicional, actividad sexual, dinero u otros favores de la víctima.

La protección contra la sextorsión empieza por comprender la amenaza. Aunque los perpetradores acceden a contenido extorsionable a través de muchos métodos, la sextorsión suele comenzar con el “sexteo” o intercambio digital de material sexual. Es importante entender que el niño o joven puede haber decidido compartir el material sexual, pero una vez compartido, el material puede llegar rápidamente a manos de otras personas. Esta decisión puede estar influida por diversos factores, como la presión de los compañeros, las expectativas de una relación, la curiosidad, la exploración, el acoso, la coacción o el deseo de impresionar o ser incluido. Éstas son sólo algunas de las muchas estadísticas que pueden ayudarnos a comprender la amenaza.

  • El 46.8% de los jóvenes declaran haber recibido una imagen de contenido sexual.1
  • Los datos de la policía indican que entre el 90 y el 100% de los infractores por distribución no consentida eran otros jóvenes.2
  • El 72% de los jóvenes que reciben una imagen de contenido sexual no la denuncian.1
  • Sólo el 2.6% informó a sus padres de que estaba siendo víctima.1
  • Una cuarta parte de los jóvenes justifica el reenvío de una imagen de contenido sexual como una broma.1

Una vez que comprendemos la amenaza, podemos centrar nuestra atención en los principios que pueden ayudarnos a minimizarla y a proteger a nuestro hijo. He aquí cinco de las mejores cosas que los padres y cuidadores pueden hacer para reducir el riesgo de sextorsión:

01

Evaluar las situaciones de riesgo y practicar cómo afrontarlas.

El cerebro en desarrollo de los niños y jóvenes aún no está preparado para evaluar eficazmente las situaciones de riesgo, especialmente en lo que se refiere a la actividad sexual. No debemos esperar que los niños y los jóvenes tomen decisiones sobre la actividad sexual sin el apoyo esencial de un adulto. Por esta razón, los padres y cuidadores deben analizar varias situaciones de riesgo -en línea y fuera de línea- que podrían conducir a la extorsión sexual y practicar con el niño cómo podrían manejar las situaciones.

02

Enseñar a establecer y respetar límites saludables.

Si sólo pudiera elegir un principio para enseñar a mis hijos sobre la reducción de riesgos, sería éste. Aprender a establecer y mantener límites es una habilidad para la vida que da enormes dividendos. En el caso concreto de la sextorsión, los límites ayudan a los niños y jóvenes a reducir la posibilidad de que dispongan de material sexual para ser objeto de sextorsión. Los límites también impiden que los perpetradores obtengan material sexual. Como padre o cuidador, obtienes una doble dosis de protección enseñando un principio.

03

Mantener abiertas las líneas de comunicación.

Aprender a responder en lugar de reaccionar combate de forma directa la vergüenza y el estigma que a menudo impiden que una víctima busque ayuda. Un padre que puede responder a un niño o joven cuando escucha cosas difíciles hace más probable que el niño o joven mantenga abiertas las líneas de comunicación. Aprender a responder en lugar de reaccionar no es fácil cuando se trata de grandes emociones o problemas graves. Practica cómo responder a las circunstancias en las que tu hijo podría revelar el sexting o la sextorsión.

04

Hablar del desarrollo sexual y de la intimidad saludable.

Las conversaciones proactivas largas mezcladas con muchas conversaciones cortas receptivas sobre el desarrollo sexual arman a tus hijos con una comprensión de lo que es normal y saludable cuando se trata de su desarrollo sexual. De este modo, es más probable que reconozcan las relaciones malsanas. Esto también les ayuda a comunicarles a sus padres o cuidadores las relaciones que no son sanas, dándoles la oportunidad de intervenir. Si tu hijo es lo suficientemente mayor como para tener tecnología en sus manos es el momento de tener la gran plática sobre la sextorsión.

05

Modelar y desarrollar el bienestar emocional.

Los niños y los jóvenes suelen imitar lo que ven. Los perpetradores de la extorsión sexual buscan puntos vulnerables. Un niño o joven que demuestra bienestar emocional reduce su riesgo. Esto no lo arregla todo. La sextorsión puede ocurrirle a cualquiera, incluso a un niño o joven que esté bien emocionalmente, pero el riesgo puede reducirse a medida que modelamos el bienestar en nosotros mismos y fomentamos el bienestar en nuestros niños y jóvenes.

La sextorsión suena aterradora para un padre o cuidador. Y lo es. Educarnos sobre cómo reducir el riesgo nos permite combatir ese miedo a través de la acción. Podemos reducir el riesgo. Podemos empoderar a nuestros hijos y jóvenes para que establezcan relaciones sanas, eviten o afronten situaciones de riesgo y acudan a nosotros en busca de ayuda si algo ocurre. Cuando reflexiono sobre mis 25 años como padre, puedo decir con confianza que combatir los riesgos con conocimiento, comprensión y acciones me permite centrarme en la alegría y el amor de ser padre. Dejemos que triunfe el amor.

Para más recursos de prevención, visita saprea.org.

Sobre el autor/a

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Chris Yadon

Director General
Chris Yadon es el Director General de Saprea, y es responsable de la gestión de todas las operaciones y servicios de Saprea tanto en Utah como en Georgia. Yadon ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional a la dirección ejecutiva de empresas emergentes, con especial énfasis en operaciones, mercadotecnia y ventas. Desde que se incorporó a Saprea en 2015, Yadon ha aportado un valioso conjunto de habilidades a la organización y se ha comprometido a hacer frente a la epidemia del abuso sexual infantil. Su experiencia se centra en aumentar la concienciación sobre esta epidemia y educar al público sobre las mejores prácticas de prevención y los servicios de sanación disponibles para los sobrevivientes. Yadon ha aparecido en varias plataformas de medios de comunicación regionales y nacionales, donde a menudo se le solicita como experto y líder de opinión del sector.