Tomé la decisión de dejar de ser una víctima

Mi madre y yo vivíamos con sus padres debido a su estado mental cuando mi padre nos abandonó. Mis abuelos actuaron como tutores de ambas. Durante al menos cinco años de mi infancia, mi abuelo abusaba sexualmente de mí mientras mi abuela estaba en la iglesia. Mi madre fue quien me rescató. Recuerdo que yo pensaba que era culpa mía.

A lo largo de los años, muchas veces me había preguntado y reflexionado por qué mi abuela no me llevaba con ella. La lucha mental era real. Tuve pensamientos suicidas e incluso lo intenté varias veces. De adolescente, me volví rebelde y busqué el amor en todos los lugares equivocados.

Cuando tenía unos 17 años, diagnosticaron cáncer a mi abuelo. Nunca olvidaré el momento en que mi numerosa familia se reunió para oír la noticia. Yo estaba sentada justo debajo de él y fue como si en ese momento me dijeran: «Hazlo ahora. Ha llegado el momento». Sentí que me rodeaba una paz absoluta cuando le dije que le perdonaba por todo lo que me había hecho.

Mi familia fue educada para mantener las cosas en secreto para que no hubiera una vergüenza para el nombre de la familia, pero fue en ese momento cuando experimenté la mayor libertad porque perdoné de verdad. ¿Cómo? No lo sé.

Tomé la decisión de dejar de ser una víctima para poder compartir mi historia con otras mujeres y empoderarlas a ellas también.

-Felicia, sobreviviente