Soy una mujer llena de esperanza

«Le contó a la caracola su historia, susurrándole todos los secretos que guardaban sus recuerdos. Luego depositó la caracola en la orilla del océano y vio cómo la marea la recogía y se la llevaba mar adentro…»

Llegué al Retiro Saprea como una carcasa de mujer; alguien que no se dio cuenta de lo rota que estaba hasta que llegó el momento de empezar a recomponer las piezas. Había pasado muchos años restando importancia a mi abuso y apartándolo de mi mente, hasta el punto de que realmente no sabía por dónde empezar mi jornada de sanación. Pasé los dos días siguientes aprendiendo de nuevo quién era y recordando a aquella joven que aún estaba dentro de mí.

Cuando mi estancia en el retiro llegó a su fin, seguía sintiendo que tenía que hacer algo más. Había empaquetado una nota de 3 páginas que tenía toda mi historia escrita en sus páginas. Podía sentir su peso mientras la llevaba conmigo por la vida y sabía que había llegado el momento de dejarla ir. Rodeada de mis nuevas hermanas del alma, mientras el aire fresco me revolvía el cabello y las lágrimas fluían libremente, rompí la nota en mil pedacitos y la vi irse por la corriente. Fue en ese momento cuando supe que mi alma estaba limpia y que era digna de todas las cosas que el abusador intentó arrebatarme.

Decir que Saprea me salvó la vida es quedarme corta. Rodeada por las montañas nevadas, los cielos azules más brillantes y el aire más fresco que jamás he respirado, por fin podía sanar. Y por ello, siempre estaré agradecida.

-Carrie, Sobreviviente