Sola, asustada y sin poder obtener ayuda

A la temprana edad de cuatro años, un miembro de mi familia empezó a abusar sexualmente de mí. Me sentía atrapada, inútil, repugnante y rota. Los abusos se prolongaron durante años sin que nadie los detuviera. Me sentía sola, asustada e incapaz de pedir ayuda a nadie. La persona que abusaba de mí me había convencido de que, si lo denunciaba, nadie me creería, nadie me escucharía y, lo que era peor, nos haría daño a mí y a mi hermano. Estaba atrapada. Durante años me había aferrado a este dolor emocional.

Finalmente, cuando tenía 16 años, le conté a mi familia el abuso que sufría. Por suerte para mí, mi familia me aceptó y apoyó increíblemente. Todos me apoyaron. Sin embargo, la sanación del abuso sexual no es un proceso de un solo paso. Requiere toda una vida de apoyo y de volver a encontrarte a ti misma. Aceptarlo requiere esfuerzo y tiempo.

Hace un año, tomé la mejor decisión de toda mi vida. Asistí al Retiro Saprea en Utah. Aunque fue el paso más aterrador que había dado en mi jornada, en el fondo sabía que ese retiro era lo que necesitaba, y tenía razón. Conocí a mujeres de todo el país que sabían exactamente cómo me sentía y cómo estaba luchando. Estas mujeres, y las increíbles voluntarias y personal, cambiaron mi vida para siempre. A través de las actividades y los vínculos, las lágrimas y las sonrisas, ¡obtuve ESPERANZA! Algo que nunca había tenido antes de este retiro. Me di cuenta de mi valía, me di cuenta de que no estaba sola y me di cuenta de que ¡sobreviviría! ¡Que prosperaría! Y que estaría bien. Estoy muy agradecida por esta experiencia y nunca olvidaré a las increíbles mujeres que cambiaron mi vida.

-Lauren, Sobreviviente