Otras personas sentían lo mismo que yo

Durante muchos años me pregunté si yo era normal. Me sentía culpable por el abuso, como si yo lo hubiera provocado. No era algo de lo que hablara, y quería dejarlo en un lugar seguro. Dejaba que esos sentimientos permanecieran ocultos, sin pensar que seguían perjudicando mi vida.

Cuando supe de Saprea, pensé ¿realmente necesito ir? Pero luego me dije que quizá me ayudaría a volver a sentirme normal. Así que llené la solicitud para ir y esperé a tener noticias.

Estaba asustada y emocionada al mismo tiempo cuando recibí la llamada con la fecha en la que iría. ¡Esto está pasando de verdad!

En cuanto puse un pie en la puerta supe que iba a ser una gran experiencia, y estaba en lo cierto. El personal nos hizo sentir seguras. Cada detalle estaba pensado con amor. Las clases y las terapias de grupo fuera del centro me enseñaron que soy normal. Aprendí que no era rara ni anormal en lo que sentía. Descubrí que debía ser consciente de lo que me rodeaba y de cuáles eran los detonantes y cómo afrontarlos. En todos estos años, sólo escondía las cosas en mi mente para no pensar en el abuso sexual. Descubrí que otras personas sentían lo mismo que yo. Ya no estaba sola.

Pude liberar esos sentimientos escribiendo lo que me había pasado. Están en mi diario para el día en que queme esos recuerdos. Lo más importante es que he recuperado mi vida, ahora soy más fuerte.

Desde que entré en el Retiro Saprea, mi vida ha cambiado. Ahora veo mi belleza y tengo la confianza que viene con esa belleza. Confío en que estaré bien. Mi vida tendrá sentido. ¡Somos hermanas guerreras! Es una sensación increíble recuperar la esperanza.

-Paulette, Sobreviviente