Nunca me sentí digna de mi vida

Pude asistir al Retiro Saprea en abril. Es un día que nunca olvidaré. Estaba tan dispuesta a encontrar mi voz, pero no sabía cómo ni por dónde empezar. A mis 46 años, nunca había hablado de mis abusos.

Soy esposa, madre de cuatro hijos, suegra, mami, hija, hermana y cosmetóloga, pero nunca me sentí digna de mi vida. La gente me miraba y me decía quiero tu vida. Yo sólo pensaba ¡si lo supieras de verdad! (Sé que tengo una buena vida).

La mañana del 18 de abril, cuando entré por esa puerta increíble en la casa más bonita, supe que mi vida cambiaría para siempre. ¡Por fin me sentía libre! ¡Sentí la paz que había estado buscando! Sabía que estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado para iniciar mi jornada de sanación.

Por fin podía validar a la niña que llevaba dentro. El personal que me recibió era tan amable y genuino. Nunca había tenido tantos desconocidos que conectaran conmigo y quisieran ver lo mejor para mí y mi familia. Durante los cuatro días siguientes aprendí por qué hago las cosas que hago y por qué pienso como pienso. Ahora, ¡tengo la capacidad de cambiar esos pensamientos y sentimientos negativos!

¡Aprendí a encontrar mi voz! Me fijé algunas metas y las escribí. ¡Puse en práctica las lecciones que aprendí para ayudarme a ser lo mejor que puedo ser! Puedo decir que hoy soy más feliz porque di un salto de fe y confié en Saprea. Nunca podré expresar a los Maxfield y a todo su personal lo agradecida que estoy por lo que hacen cada día para ayudar a los demás a recuperar la esperanza.

Carrie, Sobreviviente