He sobrevivido y nada puede detenerme ahora

Mi abuso sexual empezó temprano y duró hasta que tuve 9 años. Mi padre biológico entraba en mi habitación. Mi madre biológica me sacaba por la noche, para quedar con «clientes». Nadie me ayudaba. Era un juguete, no me trataban como a un ser humano. Pero la escuela era mi santuario, aunque no tuviera amigos de mi edad. Me llevaba bien con mi consejero y mis profesores.

Un día, reuní el valor suficiente para hablar con mi consejero. Mi padre biológico había atacado a mi hermano pequeño y yo luché contra él con todo lo que tenía. Antes de que me diera cuenta, nos llevaron a mi hermano y a mí a Utah y, un par de meses después, una familia nos adoptó. Aquello no funcionó muy bien para mí, pues unos pocos años después me enviaron de nuevo con mi padre biológico y, finalmente, al sistema de acogida.

Todos los adultos de mi vida me fallaron, pero aun así sobreviví. Ahora estoy matriculada en la universidad, con una doble especialización en Antropología y Criminología, y espero poder ayudar algún día a los que sufren como yo. Atravesé el infierno y sobreviví.

Puede que esté rota, pero puedo recomponerme con el tiempo. He estado al borde de la desesperación y casi me doy por vencida. Pero sé que puede mejorar. He cuidado de mí misma desde que tengo uso de razón. He sobrevivido, y ahora nada puede detenerme.

-Nicole, Sobreviviente