Estoy aprendiendo a amarme

Desde que tengo uso de razón, nunca he podido mirarme al espejo y sentirme feliz con la persona que me miraba. Estaba deprimida, enfadada y me sentía completamente indigna. Construía muros a mi alrededor, alejando a la gente para protegerme de que me volvieran a hacer daño. No sabía que sólo estaba empeorando las cosas.

En julio de 2015, decidí que había llegado el momento de enfrentarme a mi miedo y compartir mi historia, con la esperanza de que alguien pudiera identificarse conmigo. Después de compartir mi historia, mi temperamento empeoró. Mis cambios de humor se hicieron más frecuentes. Me volví más distante con mi marido. Le eché la culpa de todo al parto de mi hijo menor, 11 meses antes. Tenían que ser mis hormonas, ¿no? ¡ERROR! En ese momento ya no sabía quién era. Había muy pocas cosas en la vida que me hicieran feliz. Llegué a mi punto decisivo y supe que algo tenía que cambiar.

El Retiro Saprea fue una gran experiencia reveladora para mí. Aprendí mucho sobre mí misma. Por fin, por primera vez en años, pude conectar con mi cuerpo. Pude volver a sentir. Aprendí a quererme.

El retiro fue increíblemente apacible. La unión que experimenté con estas mujeres en tan poco tiempo fue alucinante. Nunca había estado rodeada de tantas mujeres y ni me había sentido aceptada. Asistir al Retiro de Saprea me cambió definitivamente la vida. Ahora estoy deseando continuar mi proceso de sanación en casa. Estoy preparada para amar y aceptar lo que soy, porque lo valgo. ¡Todos lo merecemos!

-Theresa, Sobreviviente