Encontré mujeres fuertes que han sido mi sistema de apoyo

Durante mucho tiempo no creí que tuviera un propósito ni que Dios me amara siquiera, soy una sobreviviente de abuso sexual en la infancia y también soy producto de una violación. Solía decirme a mí misma que si Él realmente me amara, no tendría este horrible comienzo en la vida.

Con el nacimiento de mi hijo, empezaron a resurgir los detonantes de mi abuso. Sabía que no podía seguir así. Decidí probar con la terapia. Con el paso de los meses empecé a ver algo de luz, mi terapeuta lo llamó «jornada de sanación», palabras tan extrañas para mí. Amarme a mí misma fue la parte más difícil de entender. Ni siquiera sabía lo que significaba y mucho menos qué aspecto tenía. Me recomendó que asistiera al Retiro Saprea. Con mucho miedo en el corazón, pero con suficiente valor, me apunté.

Decir que ha cambiado mi vida es quedarse corto. Me encontré a mí misma, encontré mi propósito y encontré un lado espiritual en mí que no conocía. Además de un grupo de mujeres increíbles y fuertes que han sido mi sistema de apoyo desde que salimos del retiro y a las que llamo entrañablemente mis hermanas del alma.

Mentiría si dijera que mi cambio ocurrió en el retiro, en realidad ocurrió en casa… con todas las nuevas habilidades que aprendí y una fe inquebrantable en Dios, ¡soy una rompedora de ciclos generacionales! Sé que puede hacerse con Consciencia y Educación. Quiero representar a la próxima generación porque estoy diciendo «sí» al cambio para todos nosotros.

Estoy dispuesta a volver a mi comunidad para ayudar a los niños y a sus padres a romper los ciclos de abuso, porque como esposa y madre los he roto con paciencia y diligencia. Y para ser sincera, Dios me dio esta historia para que la defendiera y me niego a defraudarle. Al fin y al cabo, Él nunca me abandonó ni dejó de amarme. Gracias a Saprea por ayudarme a lo largo de mi jornada. Son auténticos ángeles en la Tierra.

Elijo SANAR.

-Sylvia, Sobreviviente