Cuando se levanta el peso

El abuso conlleva mucha culpa y vergüenza y, con los años, me había acostumbrado a sentirme así. Realmente creía que yo era así, y dejé que esa creencia dictara cómo vivía mi vida.

En el Retiro Saprea, me vi con claridad por primera vez en mucho tiempo. Donde estaba acostumbrada a ver a alguien vergonzoso, vi a alguien hermoso. Vi que era fuerte por haber sobrevivido, a pesar de las pruebas que se me habían presentado. Me di cuenta de que tal vez sí tenía algo que ofrecer a los que me rodeaban. Vi que valía la pena, y fue absolutamente liberador.

Creo que no había comprendido realmente el peso que llevaba sobre los hombros hasta que me lo quité de encima. Lloré lágrimas de alivio por poder quererme y no avergonzarme de ello. Me sentí libre y feliz de ser yo misma.

De algún modo, en el transcurso de sólo cuatro días, el Retiro Saprea me proporcionó verdadera felicidad: con el lugar en el que estoy, con el lugar al que voy y, sobre todo, con quien soy. Aunque la sanación completa puede ser una larga jornada, he aprendido que está bien ser una obra en curso. Y creo que está especialmente bien quererse a uno mismo, sin pedir disculpas, durante todo el camino.

-Shaylie, Sobreviviente