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HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES

Aprendiendo a estar presente en el presente

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Algunas personas sobreviven y hablan de ello. Algunas personas sobreviven y callan. Algunas personas sobreviven y crean. Todo el mundo afronta el dolor inimaginable a su manera, y todo el mundo tiene derecho a ello, sin ser juzgado. Dicen que la ignorancia es una bendición, y hubo un tiempo en que me suscribí a esa idea. El trauma del abuso sexual, se recuerde o no, tiene la extraña naturaleza de infiltrarse en cada fibra de tu ser, lo recuerdes o no. Soy una sobreviviente y empecé a tener recuerdos hace tres años, cuando el perpetrador, que es un miembro de la familia, decidió limpiar su conciencia y confesarse conmigo. En el momento en que las palabras salieron de su boca y la verdad me golpeó, mi vida cambió para siempre. Estaba destrozada. Estaba destrozada. Estaba destrozada. Estuve entumecida durante meses y me negué a afrontarlo porque sólo pensar en los recuerdos era demasiado para mí.

Había noches en las que lloraba hasta que no tenía más lágrimas que derramar. Días en los que iba por la vida sin sentir nada porque tenía miedo de que, al dejar entrar cualquier cosa, se abriera la presa y me hundiera. Así que luché contra ello, muy duramente, hasta que llegué al punto en que tuve que tomar la decisión de seguir ignorando lo que me pasaba o afrontarlo de frente. Finalmente conseguí ayuda y fue la mejor decisión que he tomado. Tuve la suerte de encontrar un terapeuta que me ayudó durante la primera ronda de recuerdos hasta que me mudé a otra ciudad. Pensaba que estaba bien hasta que otra violación me detonó y desde entonces he estado trabajando profundamente. Trabajo cada día para ser mejor, a veces en absoluto rechazo a dejar que esto dicte el resto de mi historia, pero sobre todo porque lo merezco.

He aprendido que, a veces, la jornada no consiste tanto en llegar a ser algo, sino en dejar de ser todo lo que no soy en realidad, para poder ser quien estaba destinada a ser en primer lugar. He sentido momentos indescriptibles de intensa alegría que han abierto mi corazón al amor, momentos que me han dejado completamente sin palabras. He experimentado tantas cosas maravillosas con las que la gente sólo sueña, y algunas que no se las desearía ni a un enemigo.

A veces todavía estoy confusa -fue allí donde empecé a aprender cosas nuevas. A veces sigo sintiéndome rota con cada recuerdo nuevo que recuerdo: fue allí donde empecé a sanar. A veces sigo sintiéndome frustrada -es donde hago una pausa para tomar decisiones más auténticas. A veces estoy triste por lo que he perdido, pero cuando soy lo bastante valiente, puedo escuchar la sabiduría de mi corazón a través de ello.

Cuando miro atrás, lo hago con perdón. Cuando miro hacia delante, lo hago con oración y esperanza. Pero lo más sabio que estoy aprendiendo a hacer es estar presente en el presente, agradecida, porque un corazón agradecido es un imán para los milagros.

-Joseline, Sobreviviente