Anhelaba liberarme de este secreto

En febrero de 2020 se cumple un año de mi estancia en el Retiro Saprea. Recuerdo el día en que me senté y decidí presentarme. No se lo dije a nadie. No estaba segura de poder llevarlo a cabo. Mientras llenaba la solicitud, sólo podía pensar en que otras mujeres lo necesitaban más que yo. Me decía a mí misma que si iba se lo estaría quitando a otra persona. Finalmente decidí presentar la solicitud y, si era la voluntad de Dios, Él abriría camino. Cuando llegó la llamada, ¡me di cuenta de lo reales que se iban a poner las cosas! Seguí intentando disuadirme de la necesidad o el deseo de ir. No podía imaginar cómo unos pocos días me darían tiempo para encontrar la sanación. No tenía ni idea de lo que me esperaba. Tenía en la cabeza lo que «pensaba» que sería. ¡Vaya si me equivoqué!

El Retiro de Saprea cambió mi vida en el momento en que alguien de Saprea me recibió en el aeropuerto. Me sentí bienvenida, me sentí segura de inmediato y sentí que iba a formar parte de algo más grande de lo que jamás había imaginado. Nos mimaron, escucharon nuestras historias, nos animaron y nos dieron herramientas para reconocer y afrontar los detonantes. Nos dieron la libertad de emprender nuestra propia jornada de sanación. Encontré mi voz. Encontré la libertad. Encontré el camino para mi jornada. Encontré relaciones que no sabía que necesitaba. Encontré la fuerza para contar mi historia. Empecé a encontrarme a mí misma, empecé a comprender que yo no tenía la culpa. Era un entorno libre de juicios. Cuando llegó el momento de irme, me di cuenta de que quería quedarme, sólo un poco más.

El padre de una amiga abusó de mí y guardé el secreto durante unos 10 años. Sin embargo, cuando por fin me sentí lo bastante segura para contárselo a alguien, me sentí silenciada. Así que me lo guardé durante otros 20 años. Me avergonzaba y me sentía sucia. Esto me llevó por un camino de relaciones abusivas, abuso de alcohol, falta de autoestima, falta de confianza en mí misma y, durante muchos años, me sentí silenciada. Sin embargo, como adulta que no era capaz de tener relaciones sanas, que luchaba contra la depresión y la ansiedad, anhelaba más, anhelaba ser mejor, anhelaba liberarme de este secreto y anhelaba no estar silenciada. Anhelaba enfrentarme a mi historia.

El Retiro Saprea me ayudó a encontrar la paz, me ayudó a encontrar un grupo de apoyo de mujeres valientes y a encontrar formas sanas de afrontarlo. Estoy muy contenta de haber dado el paso de formar parte de esta increíble comunidad. Te animo a que encuentres tu voz y adoptes una postura. Completar este programa fue una de las alegrías de mi vida. Me fui sintiéndome fuerte, informada, digna, y descubrí que no estaba sola. Me impactó la jornada, pero, lo que es más importante, las otras mujeres valientes que estaban allí y que también compartieron la jornada conmigo. Vine sola, pero me fui con una familia de personas que me vieron en mi peor momento y encontraron la forma de quererme de todas formas. ¡Mi corazón sonríe sólo de saber que tengo 6 mujeres que me cubren la espalda!

Mi jornada de sanación sigue su curso, pero con la ayuda del Retiro Saprea, ¡estoy viviendo sin callar!

-Michael, Sobreviviente